La manga gástrica para Niños o gastrectomía vertical es la técnica quirúrgica restrictiva más segura y eficaz. Con una recuperación postoperatoria rápida. Especialmente indicada para combatir y prevenir las enfermedades asociadas con la obesidad.
La obesidad en niños y adolescentes se ha vuelto un problema grave de salud. Aproximadamente 1 de cada 6 niños en los Estados Unidos es afectado por la obesidad.
Un niño que tiene sobrepeso u obesidad es más propenso a tener estos problemas también en la adultez.
Las técnicas conservadoras para el control de peso y la identificación de los riesgos asociados a esta patología han provocado una gran polémica relacionada con la aplicación de otros procedimientos más agresivos, como la cirugía bariátrica en los niños (adolescentes). Primeramente, debe insistirse en la prevención ya que los métodos conservadores permiten obtener resultados muy limitados. Dado que la expectativa de vida y la mortalidad en los adolescentes se ve afectada por las enfermedades asociadas o comorbilidades, hoy por hoy la esperanza de vida para el adolescente obeso es la cirugía bariátrica, particularmente porque permite en un gran porcentaje no sólo reducir su exceso de peso, sino controlar la diabetes tipo 2, la hipertensión arterial y otros factores de riesgo para enfermedad cardiovascular, músculo-esquelética, psicológica y de calidad de vida entre otros.
La obesidad infantil es un exceso de grasa corporal en los niños. A pesar de que habitualmente se usa como sinónimo de sobrepeso no significa lo mismo. Hablaríamos de sobrepeso cuando un niño tiene un peso superior a la media, en comparación con los que tienen su misma estatura y edad. En ambos casos se considera que el peso del niño no es saludable.
El diagnóstico de sobrepeso u obesidad en la infancia es como abrir una caja de pandora. El exceso de grasa desata una retahíla de enfermedades y amenazas para la salud que convierten al niño en una persona enferma desde el primer instante y, probablemente, también a largo plazo. Diabetes, hipertensión, apneas del sueño, problemas cutáneos, depresión.Hay decenas de dolencias asociadas. Pero la obesidad y el sobrepeso, que afecta a 340 millones de niños y adolescentes en el mundo, no es solo un factor de riesgo para desarrollar otras patologías; es una enfermedad en sí misma, insisten los endocrinólogos. Y deja una huella mecánica, metabólica y psicológica difícil de borrar. A pie de consulta, advierten los expertos que tratan a niños con obesidad, ya se están viendo enfermedades de adultos en críos cada vez más pequeños.
España es el tercer país europeo con mayor prevalencia de sobrepeso y el cuarto en obesidad en un índice que abarca a 33 países de la Región Europea de la Organización Mundial de la Salud (OMS), tras la investigación realizada por la Iniciativa de Vigilancia de la Obesidad Infantil (COSI, por sus siglas en inglés). El estudio ha analizado los hábitos de un total de 411.000 niños de 6 a 9 años analizados entre 2018 y 2020, es decir, antes de la pandemia de la COVID-19.
Según el informe, España se encuentra muy por encima de la media europea, con el 39% de los niños españoles de 7 a 9 años con sobrepeso y el 16% obesidad antes de la pandemia de COVID-19, frente al 29% de niños europeos con sobrepeso y el 12% con obesidad.
Casi un 28,1% de los menores de 18 años tendrían exceso de peso en España después del coronavirus. Aunque esta cifra no ha aumentado mucho desde antes de la pandemia, cuando se situaba en el 27,2%. Y añaden que "esta situación se puede ver agravada por el aumento de precios en verduras y frutas como consecuencia de la reciente inflación desbocada".
Este informe de Save the Children sitúa a España a la cabeza, junto a Chipre e Italia, en el ranking europeo de obesidad infantil. Calculan que de media en la Unión Europea, aproximadamente uno de cada ocho niños y niñas de entre 7 y 8 años sufre de obesidad, y, en concreto, en España es casi uno de cada cinco, es decir, el 18%.
Dentro de los tipos de obesidad, la más frecuente es la exógena o poligénica, cuya etiología es multifactorial.
Obesidad exógena: es la más frecuente de las causas de OB, siendo la etiología multifactorial. La acumulación del exceso de energía en forma de tejido adiposo es debida a la existencia de una inadecuada nutrición, así como una disminución de la actividad física. Estos factores ambientales actuarían sobre una base poligénica que determinarían el desarrollo de un fenotipo obeso.
Obesidad monogénica: el hipotálamo es un órgano clave en el control del metabolismo energético. Por una parte, es responsable de la sensación de hambre y saciedad y, por tanto, del ingreso energético; y por otra parte, mediante la modulación del sistema nervioso simpático, interviene en la termogénesis adaptativa y, por tanto, en el gasto energético, ambas funciones son controladas por diferentes neuropéptidos.
Las consecuencias de la obesidad infantil son muchas. Hoy en día, este problema de salud afecta a personas cada vez más jóvenes y está considerado una epidemia a nivel global. La obesidad en la infancia compromete la salud de los niños y actualmente se puede diagnosticar junto a otros problemas como la diabetes tipo 2, la hipertensión arterial y los niveles altos de colesterol. Además, puede modificar el desarrollo del sistema neurológico, metabólico y conductual de los más pequeños.
Aparte de estas patologías físicas, los niños pueden desarrollar problemas psicológicos. Las bromas, la intimidación, el bullying o el rechazo por parte de sus iguales, pueden llevarles a que tengan una baja autoestima.
Los niños obesos suelen ser marginados por el aspecto que tienen, y todo ese cuadro puede generar trastornos como la bulimia, la anorexia, la depresión, la ansiedad y llevarles a tener hábitos extremos como el consumo de drogas y otras sustancias nocivas.
Las causas principales de la obesidad y el sobrepeso en niñas y niños son el consumo de alimentos procesados con altos niveles de azúcar, grasas trans y sal, así como de bebidas azucaradas que son muy fáciles de adquirir por su amplia distribución, bajo costo y su promoción en medios masivos.
Algunos de los síntomas son perceptibles a simple vista, pero otros no. La sintomatología más común es la siguiente:
Para tratar la obesidad en niños lo primero es dar apoyo a su hijo y ayudarle a establecer unos mecanismos que le permitan conseguir un peso saludable. Hay que hacer ahínco en que adquiera el hábito del movimiento, ya que será el factor más determinante para que logre pérdida de peso.
Para cambiar su estilo de vida necesitará el apoyo de su entorno cercano, el cual le animará y le felicitará con cada pequeño resultado que obtenga. Para este cambio físico se deberán tener en cuenta los siguientes aspectos:
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